























Relata Juan, 37 años: “Una de las situaciones más molestas era cuando iba a buscar a los chicos al colegio, todas las mujeres se juntaban en la puerta para hablar de cosas, que ciertamente no me interesaban, ni siquiera entendía bien el idioma, así que era muy incómodo. La verdad es que no me gustaba mezclarme, me quedaba en el auto hasta el último minuto y siempre los buscaba apurado”.
Además de las dificultades que debe afrontar el hombre cónyuge, la mujer funcionaria siente que pierde el control sobre su casa y esto le genera mayor ansiedad y aumenta su sentimiento de culpa.
Por otro lado, como en el exterior la mayoría de los cónyuges de funcionarios son mujeres, las actividades que ellas realizan no suelen ser de interés de los hombres (juntarse a conversar, llevar a los chicos a cumpleaños, o a la plaza, etc.) por lo cual los hombres están mucho más “por su cuenta”.
Reflexiona Mariela: “antes los maridos que acompañaban eran muy pocos y básicamente se reducían a artistas, millonarios y vagos, hoy en día hay muchas profesiones que se pueden ejercer en distintos lugares, muchos trabajos se pueden hacer vía internet”.
Cuando el hombre o trabaja en la casa y, por lo tanto, se ocupa del hogar y de los niños mientras la mujer trabaja fuera de casa, la autoestima del hombre puede disminuir y éste tiende a deprimirse, angustiarse o a estar constantemente frustrado y enojado.
Hay muchas veces en las que resulta incómodo estar dando explicaciones acerca de esta “diferente” distribución de roles.
Dice Rubén, cónyuge de diplomática: “algo que nos ocurre con frecuencia, es que cuando alguien nos presenta a un tercero que aún no nos conoce y estamos juntos creen que soy yo el diplomático,… Invariablemente me preguntan a mí, qué hago en la Embajada. Evidentemente, la matemática ‘pesa’ y es cierto que todavía hay más ellos que ellas en este ambiente”.
Algunas mujeres sufren la contradicción interna entre la gratitud de saber que pueden desarrollar sus carreras con el apoyo de sus parejas, y de ser las únicas proveedoras, posición típicamente masculina en nuestra sociedad( no deja de ser extraño para ellas).
Con frecuencia, la situación en la que es la mujer la que trabaja, puede crear importantes conflictos. Ella es la que aporta el sustento familiar, por lo que puede tomar un rol de superioridad, y a veces puede reaccionar negativamente ante la respuesta emocional de su pareja, si éste se siente disminuido.
En las parejas en las que los roles están cambiados, ambos de alguna manera “defraudan” el mandato social: la mujer que es la que debe criar a los hijos y el hombre que es el que debe proveer el sustento.
Sin la prevención necesaria de posibles conflictos, el desafío de este mandato social puede, en algunos casos, disparar depresión, irritabilidad, falta de deseo sexual, somatizaciones, adicciones. Para evitar ello es imprescindible una buena contención y seguimiento de la familia.
Es muy importante que la mujer tenga en claro que ir a trabajar, no ocuparse tiempo completo de sus hijos, es también otra manera de ocuparse de sus hijos desde una distancia protectora. Si ambos no comparten esto ni la idea de formar un equipo, no será bien transitada la experiencia. La pareja debe funcionar como un verdadero equipo, que requiere de división del trabajo, de acuerdo a las necesidades cambiantes de la familia.
Una de las funciones primordiales de la pareja es la de complementarse, “tú tienes lo que yo no tengo, yo te apoyo en lo que te falta”. Esta dinámica permite ser más fuertes juntos que separados. Y ello es independiente de quién es el funcionario y quién se ocupa de la casa.
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La autora Silvia Korenblum, nació en Buenos Aires y es Licenciada en Psicología, Universidad de Buenos Aires. Tiene un Post grado en terapias de familias y parejas, además de un Magister en psiconeuroendocrinologia.
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There are also important cultural and extensive people-to-people links between our two countries. More than 150,000 New Zealanders claim Dutch heritage, and there is a sizeable “Kiwi” expatriate community in the Netherlands. We met a lot of them recently when they visited the Embassy to cast their vote in the recent New Zealand General Election.
The Netherlands is an important source of tourists for New Zealand. These connections were enhanced with “Te Hono ki Aotearoa” – a waka taua on permanent loan to the Volkenkunde Museum in Leiden. The only “living” waka in Europe, it has its own Dutch crew trained in Māori protocol and its own haka.
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